Los capítulos del Corán se llaman "suras", y los "versículos", aleyas.
La primera cosa que Dios creó fue el Cálamo. Luego creó la tabla. Dijo
al Cálamo: «¡Escribe!». El Cálamo dijo: «¿Qué he de escribir?». Dios le dijo:
«¡Escribe todo cuanto te dicte!».
Así el Cálamo escribió en la Tabla todo lo
que Dios le dictó.
Sin la Tabla, dualidad alguna podría aparecer en la existencia
espiritual, y sin dualidad, no habría universo físico, que depende de la
multiplicidad. Al igual que el Cálamo es llamado el «Primer Intelecto», la
Tabla es llamada «Alma Universal». Con relación a Dios el «Primer Intelecto» es
receptivo, oscuro y yin, pero en relación con el «Alma Universal» es activo,
luminoso y yang. Este principio tiene importantes repercusiones en la
psicología, donde el espíritu y el alma en el ser humano se corresponden con el
Primer Intelecto y el Alma Universal en el Cosmos.
El espíritu, que es el principio de la vida y de la conciencia, gobierna, controla y dirige al Cuerpo de la misma manera que el Cálamo gobierna, controla y dirige la Tabla.
El espíritu, que es el principio de la vida y de la conciencia, gobierna, controla y dirige al Cuerpo de la misma manera que el Cálamo gobierna, controla y dirige la Tabla.
El espíritu de todas y cada una de las
cosas del Cosmos es traído a la existencia como una palabra única en la Tabla.
Ambos, Cálamo y Tabla, yin y yang, lo creativo y lo receptivo, son necesarios
para que las realidades espirituales de todas las cosas se conviertan en acto.
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